Eva al desnudo nos presenta a una de las cínicas más encantadoras que ha
dado el cine. El arranque se da la mano con el desenlace y entre medio
Mankiewicz nos regala una magistral lección de cine. Los diálogos son la
estrella de la película: inteligentes, cínicos, sarcásticos y
puntillosos. El guión ostenta la solidez de las grandes obras y todos y
cada uno de los interpretes destaca en su papel. Una Marilyn Monroe que aún no ha triunfado lo hace bien, ya que el personaje que desempeña le iba
como anillo al dedo.
Mención especial para el oscarizado con justicia George Sanders: galán, embaucador, vividor y sarcástico crítico teatral. Notable obra que gira en torno a los dimes y diretes de la gran Anne Baxter. Si en la vida te encuentras con una mujer de ese pelo y te dice que te quiere... no lo dudes amigo, la habrás cagado. Muy buena.
Mención especial para el oscarizado con justicia George Sanders: galán, embaucador, vividor y sarcástico crítico teatral. Notable obra que gira en torno a los dimes y diretes de la gran Anne Baxter. Si en la vida te encuentras con una mujer de ese pelo y te dice que te quiere... no lo dudes amigo, la habrás cagado. Muy buena.
Foto promocional de Marilyn para Eva al desnudo
Hay un fenómeno que se repite una y otra vez en el cine, y supongo que
en todos los campos de interpretación, que es que cuando las actrices
cumplen los cincuenta de repente desaparecen. No siempre, claro, muchas
actrices se mantienen (y digo actrices, porque parece que los actores
con esa edad les dan más trabajo que a ellas), pero son las menos. Y no
creo que la culpa de esto la tengan los productores o el público, sino
el cabrón del tiempo, que no perdona. El estrellato, la fama y la gloria
se reducen a un ciclo que se renueva una y otra vez bajo la batuta del
tiempo. De esto y mucho más habla "Eva al desnudo".
No es un homenaje al teatro, ni de coña. El mundillo teatral es sólo un mero escenario, va infinitamente más allá. Habla de los sueños que una vez cumplidos ya no son sueños, sino una mera propiedad, aquí en forma de galardón, que no significa nada. Pero que para alguien lo significa todo, alguien que desea exactamente ese galardón. Pero, qué cosas, cuando la persona que posee el galardón se da cuenta de que otra lo quiere, saltan chispas. Y no sólo habla de esto.
No es un homenaje al teatro, ni de coña. El mundillo teatral es sólo un mero escenario, va infinitamente más allá. Habla de los sueños que una vez cumplidos ya no son sueños, sino una mera propiedad, aquí en forma de galardón, que no significa nada. Pero que para alguien lo significa todo, alguien que desea exactamente ese galardón. Pero, qué cosas, cuando la persona que posee el galardón se da cuenta de que otra lo quiere, saltan chispas. Y no sólo habla de esto.
Me podría tirar escribiendo horas y horas, y creo que jamás terminaría
de contar de todo lo que habla "Eva al desnudo", por eso, lo reduzco en
que habla sobre la vida en general. Decir otra cosa es quedarse corto. Y
para llevarnos por esta historia, la película se sirve de uno de los
guiones más asombrosos, inmejorables y perfectos que yo he visto en
forma de película. Es un prodigio de sugerencia y explicitud, según
convenga, y si se explicita, es en forma de los diálogos más ingeniosos,
y a la vez naturales, que concebirse pueda; diálogos que desgranan a
los personajes, que nos los describen, que los hacen perfectamente
creíbles y humanos.
Pero encima, toda la galería de personajes que desfilan por la película no sólo están perfectamente escritos, sino que también están encarnados por interpretaciones excelsas. Por encima de todo, la actuación de Bette Davis, maravillosa, con una mirada que acuchilla, grandiosa, de una fuerza descomunal; seguida de ella, va un George Sanders genial, el cinismo y la ironía adquieren arte cuando salen de su boca; y después van Anne Baxter y Celeste Holm, profundamente creíbles, haciendo grandes creaciones. Y los demás secundarios muy bien.
Es que de lo maravillosa que es da asco, todos y cada uno de sus aspectos externos e internos funcionan a la perfección. Esta película es un milagro, un placer inconmensurable, al que se puede volver una y otra vez porque siempre parece nueva, un despliegue de ingenio y sabiduría. Y aunque de entre todos los temas que toca, uno de ellos sea el inquebrantable paso del tiempo, esta película alcanza la inmortalidad. Soberbia.
Pero encima, toda la galería de personajes que desfilan por la película no sólo están perfectamente escritos, sino que también están encarnados por interpretaciones excelsas. Por encima de todo, la actuación de Bette Davis, maravillosa, con una mirada que acuchilla, grandiosa, de una fuerza descomunal; seguida de ella, va un George Sanders genial, el cinismo y la ironía adquieren arte cuando salen de su boca; y después van Anne Baxter y Celeste Holm, profundamente creíbles, haciendo grandes creaciones. Y los demás secundarios muy bien.
Es que de lo maravillosa que es da asco, todos y cada uno de sus aspectos externos e internos funcionan a la perfección. Esta película es un milagro, un placer inconmensurable, al que se puede volver una y otra vez porque siempre parece nueva, un despliegue de ingenio y sabiduría. Y aunque de entre todos los temas que toca, uno de ellos sea el inquebrantable paso del tiempo, esta película alcanza la inmortalidad. Soberbia.
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