sábado, 4 de agosto de 2012

La tentación vive arriba

En 1955, un año después de romper con la Paramount tras rodar "Sabrina", Wilder se decide por llevar a la gran pantalla la obra teatral epónima del título original en inglés "The Seven Year Itch" del guionista (también de "Desayuno en Tiffany´s" de Blake Edwards), escritor y dramaturgo George Axelrod quien junto con el propio Wilder es el encargado de adaptarlo para la gran pantalla y bajo el patrocinio ahora de la 20 th Century Fox...

Fuente de inspiración para la filmografía futura como director de Woody Allen, la película simplona e infantiloide no está exenta de algunos de los matices habituales en la filmografía del maestro vienés y de origen semita... No en vano el personaje principal, el editor Richard Sherman (interpretado de forma magnífica por Tom Ewell) es un personaje de lo más parecido al estereotipo creado por Allen para sus obras... sólo que sustituyendo el componente judío por el cristiano...
 
A medida que comienza la película los títulos de crédito se abren a modo de rompecabezas o puzle, pudiendo enterarnos de una colorista fotografía de luxe color cinemascope a cargo de Milton Krasner y una espléndida banda sonora a cargo de Alfred Newman ("Que verde era mi valle" y "Eva al desnudo" entre otras muchas) y que retrató justamente una de las escenas fetiches de la filmografía universal, aquella de una fuerte brisa de metro levantando el faldamen de una Marilyn más explosiva que nunca (esta imagen y su presentación en "Con faldas y a lo loco" contorneando sus voluptuosas caderas camino de un tren son los fetiches más universales que nos ha dejado este mito erótico)... van dejando paso al desarrollo de una película con una historia de Rodríguez que hace las delicias del espectador en cuanto a humor corrosivo y mordaz...

Lejos de las obras mayores del genial Wilder, no obsta sin embargo para considerarla como una de las comedias más divertidas y entretenidas, donde una vez más Wilder nos demuestra que lo comercial no está necesariamente reñido con la calidad artística...

La narración brillante, las interpretaciones geniales, incluída la de Marilyn Monroe y con continuas referencias y guiños cinéfilos aprovechándose del gusto del personaje principal por el mundo del celuloide, caso por ejemplo de la película "De aquí a la eternidad" de Fred Zinnemann...

...Y de nuevo el genio haciéndonos pasar un rato de lo más ameno y divertido...

D I V E R T I D A.

Ya desde hacía 500 años, los indios Manhattan, los mismos que dieron el nombre a la famosa isla perteneciente a la ciudad de NY, ejercían de Rodríguez cada mes de julio, cuando el calor y la humedad hacían insoportables la vida a sus mujeres e hijos, enviándoles a las montañas más frescas o en algunos casos, los más privilegiados enviándoles a las costas de moda...para de esa forma dar rienda suelta a los más primigenios instintos del ser humano; tender trampas, cazar y pescar...

Así que 500 años después, en la misma isla de Manhattan (NY) y dentro del contexto de una sociedad civilizada se daban los mismos casos...

La historia se centra en la persona de Richard Sherman, un editor y publicista de libros de kiosco, de 38 para 39 años, casado y padre de un hijo, y quien acaba de dejar a su familia a bordo de un tren que les lleve de vacaciones a Maine, mientras él continúa su trabajo ejerciendo de Rodríguez en casa...

Al llegar del trabajo a su casa, un edificio de tres plantas habitado por su familia en la panta baja, los Kaufmann ahora de vacaciones en la segunda planta y una pareja de decoradores en la última planta... Richard se plantea llevar una vida reprimida, sin tabaco ni mujeres, al contrario que el resto de sus congéneres...

Revisando la obra a publicar por su editorial del dr Brubaker (Oskar Homolka), sobre las tentaciones reprimidas del hombre y su incontinencia a partir del séptimo año de matrimonio... Richard parece dar rienda suelta a su exuberante imaginación justificando mediante ensoñaciones con tintes cinéfilos y literarios la bondad y fidelidad de espíritu para con su mujer a quien nunca ha engañado pese a haber gozado de múltiples ocasiones para hacerlo...

Los buenos propósitos y las tentaciones reprimidas se esfuman cuando a la segunda planta acude una nueva inquilina (Marilyn Monroe)de 22 años y serrana lozanía, aprovechando la ausencia por vacaciones de los Kaufmann...

Una planta tomatera servirá de excusa para entablar conversaciones con la exuberante dama, quien se muere de calor en su apartamento al carecer del aire acondicionado del que sí dispone su tímido, puritano y pusilánime vecino Richard...

Ropa interior guardada en el frigorífico para mantenerla fresca, aire acondicionado, la música de Rachmaninoff y su concierto número dos para piano... un portero, el sr Kruhulik (Robert Strauss), también de Rodríguez y demasiado pesado con el tema de la limpieza de una alfombra de los Sherman...cierto mosqueo de Richard con un compañero de vacaciones de su mujer e hijo en Maine, un tal Tom MacKenzie (Sony Tufts)... situaciones tan hilarantes y Wilderianas como una Marilyn Monroe atascada por el dedo gordo del pie en el grifo de una bañera, etc etc... son los ingredientes de esta alocada, simplona y amena comedia de siempre.



El príncipe y la corista

Marilyn Monroe está más natural que nunca. Y tan bella y deseable como siempre, -Niágara, Con faldas y a lo loco, Vidas rebeldes y tantas otras-. Por Dios, qué mujer.

Laurence Olivier, que es un rey de un país imaginario y que vive rodeado de lujos, pero que nunca se ha enamorado, conoce a la cantante corista, Marilyn Monroe, la invita a cenar a su castillo y surge el amor entre ambos. El problema es que él no está muy acostumbrado a expresar sus sentimientos, pues se ha tomado muy en serio lo de dirigir los destinos del mundo, y está demasiado preocupado por si estalla la Revolución, por lo que ella en varios momentos de la película se sientre más atendida por el hijo del rey, un chavalillo de 16 años, que es el regente, y que pronto se convertirá en rey.

Y las 2 horas de la película consisten en ver a Marilyn haciendo gamberradas en el castillo, las cuales atraen la atención primero y más tarde excitan sobremanera a su rígido rey Laurence Olivier, aunque éste tenga que guardar las apariencias durante toda la película antes los centenares de sirvientes.

Pero eso sí, Marilyn llena completamente la película, con sus risitas, sus borracheras, -papel que siempre borda Marilyn el de chica que ahoga sus penas amorosas en alcohol, ver la prodigiosa Con faldas y a lo loco-, sus besazos, sus reverencias, sus contestaciones cuando la habla en idiomas que no conoce, sus conversaciones a solas diciéndose a sí misma -Ten cuidado, no te enamores-, sus despedidas -hasta 4 veces es invitada a abandonar el castillo, con lo cual el cuento de Cenicienta parece terminar-.

Y ¿qué decir del final de la película?: ¿la admitirá el rey finalmente como parte de su vida, o la abandonará tras el tórrido romance?. No soy yo quien se lo cuente, pues la película merece, sin duda, ser vista.

Además la música del violinista detrás de la puerta y la de la Iglesia de Notre Damme en la coronación de otro personaje de la película son también muy bonitas.

Puro humor balcánico, diferente al humor inglés, -así describe ella a su rey ante las amigas-; humor balcánico, que no volcánico, aunque la peli sea un volcán en erupción. Cuanta pasión. Y que bien. Simplemente perfecta.

Bus Stop

El gran mito erótico de los cincuenta, Marilyn Monroe (sentada en el trono de los sex-symbols imperecederos), se ganó el aura del triunfo profesional en sus quince años de carrera fílmica. Un brillo que no se prodigó en su vida privada.

Aquella explosiva rubia daba el tipo perfecto para las comedias ligeras de aquella etapa del cine, en papeles de pimpollo dulce de poco cerebro y palmito que quitaba el hipo, como el que interpreta en “Bus Stop”. Ella era la fantasía que los varones de América (y de lo que no era América) se llevaban a la cama por las noches, era el póster pegado en la pared de mozalbetes calenturientos, que lucía sus curvas insinuantes y su rostro de ángel mitad ingenuo, mitad pícaro.
Joshua Logan se sirvió, como otros lo hicieron, del tirón sexual y encantador del objeto de deseo de toda una generación. La colocó en una comedieta romántica que en sí no es para tirar cohetes, pero que no necesita más aval que el hecho de contar con la diva. Quien, la verdad sea dicha, no lo hace nada mal, enternece y despierta simpatía. Sobre todo en una escena de la cafetería en la que se me humedecieron los ojos. Creo que fue entonces cuando la categoría de la película subió desde una comedia corrientita, hasta una comedia dramática digna.

Hasta ese momento, Beau el vaquero era bastante inaguantable (rol excesivo y cargante en su mayor parte), su mentor y protector contrarrestaba el efecto negativo de aquél, y Chérie era una cantante de club nocturno literalmente secuestrada por la tozudez de un muchacho brutote e inocentón que no había conocido mucho más que hombres de campo y reses.

Y llegó la escena en aquella parada del autobús… Y Norma Jeane resplandeció por unos minutos. Sí, lo hizo. Ya no era la rubia algo tontita. Ya no era simplemente el mito erótico. Ahora era una mujer bella de verdad. Más por dentro que por fuera. Y estoy convencida de que ella podía conseguir registros de una hermosura más interior que exterior, y eso que la exterior era como era. Pero ella podía. Quizás por eso siempre me ha despertado respeto. Porque su carita de ángel tenía esas ventanas dulces y frágiles de sus ojos expresivos y tiernos.

Y seguro que lo era. Aunque ella misma no lo supiera. Aunque ella misma jamás lo hubiese creído. Un ángel.

Cómo casarse con un millonario

Obra menor de carácter cómico, dirigida por Jean Negulesco, de una manera muy simple en Cinemascope. Una de las razones para ver esta película es la presencia de Marilyn Monroe, que interpreta perfectamente el papel de una rubia tonta y miope, que es incapaz de ponerse sus gafas cuando esta delante de los hombres. 

Lauren Bacall también sale magnífica como mujer caza-millonarios y Betty Grable es otra rubia tonta sin muchas luces a la que llaman Toctoc.

El guión de Nunnally Johnson es muy simple, pero funciona bastante bien y hace que la trama fluya rápidamente.

Lo mejor: Marilyn Monroe, las imágenes del New York de los 50, el elegante vestuario de William Travilla y la banda sonora de Alfred Newman y Cyril J. Mockridge.

Lo peor: algunos planos generales (inexistencia de primeros planos) y las transparencias en las escenas de la montaña.

En general es una obra menor, muy entretenida, pero se encuentra por muy por debajo del nivel de otros filmes de Marilyn Monroe, como "Con faldas y a lo loco" o "Vidas rebeldes"...

“CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO” habla un poco de esto y de aquello. Son tres chicas: una frívola, una calculadora y una cegatona, que se predisponen a pescar a cualquier calvete millonario, aunque les cueste vender todo el moviliario que una de ellas posee, para poder aparentar un poco de clase y moverse en los ambientes que frecuentan tales especímenes. Pero, la vida es buena con ellas y pronto les mostrará la otra cara de la vida y que lo que hace feliz es otra cosa… y bueno, la luz a veces llega y puede que el universo hasta termine concediéndote lo que anhelabas cuando ya tú no lo anhelas.

Se trata de una divertida comedia, con momentos conmovedores como cuando el compañero de asiento de Pola la persuade de lo encantadora que luce con sus gafas. Escenas deliciosas como el viaje de regreso de Loco Dempsey (Betty Grable) con el señor Brewster cuando éste presume de su inteligencia. Y con una Marilyn Monroe, que silencia a todos sus detractores, demostrando que tenía sobrado talento para la comedia.

Remake de “Tres rubias” de Lowell Sherman, basada en la obra teatral de Zoe Akins, fue esta la primera comedia en Cinemascope, corroborando, por lo demás, que este formato no sirve para la comedia. ¡Qué encarte el que tuvo el director Jean Negulesco para acomodarse a tanto espacio! Y tener que privarse de los necesarios primeros planos para exaltar lo más íntimo.

El arranque musical lo hace Alfred Newman, interpretando “Street scene” y significaba el lanzamiento del sonido estereofónico. 

Los caballeros las prefieren rubias

Segunda y última comedia musical de Howard Hawks (1896-1977) y uno de sus films más conocidos. El guión de Charles Lederer se basa en el libreto del musical de éxito de Broadway “Gentlemen Prefer Blondes”, que se inspira en la novela de igual título, publicada en 1925, de Anita Loos. Se rueda en Fox Studios (Century City, L.A.). Producido por Sol C. Siegel para la Fox, se proyecta en sesión de preestreno el 1-VII-1953 (Atlantic City, NJ).

La acción dramática tiene lugar a lo largo de unas pocas semanas en NYC, a bordo de un trasatlántico que hace la travesía de NY a Cherburgo (Francia) y en París. Dorothy Shaw (Russell) y Lorelei Lee (Monroe) son dos amigas coristas, procedentes de una localidad rural americana llamada Little Rock, que cantan y bailan para ganarse la vida. Son guapas, atractivas y buscan ansiosamente chico para matrimonio. Una es rubia y la otra es de cabello castaño oscuro. Una quiere casarse por dinero y la otra por amor. Dorothy, la líder del dúo, es atrevida, desenvuelta, romántica, conquistadora y práctica. Lorelei es interesada, ingenua, superficial y manipuladora. Gus Esmond (Noonan), pretendiente de Lorelei, es soso, pasivo, retraído y dependiente de su padre.

El film suma comedia, musical y romance. Es una comedia musical de humor alocado, enredos, gags ocurrentes y situaciones absurdas. La obra no tiene ni pretende tener relación alguna con la realidad y la verosimilitud. Se ajusta a las ideas de Hawks, que siempre consideró que las comedias han de ser esencialmente irreales. La irrealidad del argumento, de los personajes y de las situaciones, crea el marco en el que Hawks desarrolla con comodidad su agudo, sutil y en ocasiones desbordante sentido del humor.

Hace uso de muchos y muy variados recursos, con los que consigue levantar una obra refrescante, entretenida, sumamente divertida y poderosamente hilarante. Se sirve de la ironía, el ridículo (atletas olímpicos vanidosos), la farsa (marido que huye de la esposa en barco), enredos (amantes que son espías), sueños imposibles que se hacen realidad, equívocos múltiples, ocurrencias chocantes, buenos “gags”, etc. Se sirve, además, de suplantaciones de personalidad, inversión de roles, exageraciones picantes, confusiones que dan lugar a falsos culpables, ladrones atrapados con el botín en la maleta, parodias y parodias de parodias. El papel de Lorelei contiene una buena dosis de parodia de la propia Marilyn. Ésta parodia posturas y gestos de Rita Hayworth en “Gilda” (Vidor, 1946). Dorothy en una escena hace la parodia de la parodia de Marilyn. La vigencia de los recursos utilizados explica que la obra conserve en gran medida la vis cómica inicial.

Es una de las pocas películas de Hawks protagonizada por mujeres, en este caso por dos mujeres. Ambas son independientes, decididas, liberadas, toman sus propias decisiones, se defienden solas y manejan sus propia vida. Se muestran superiores a los hombres, a los que saben manipular, controlar, convencer, dominar y seducir a su conveniencia. Al servicio del humor, el film adopta una posición ambigua de exaltación de la figura de la nueva mujer de la posguerra y de denuncia del matriarcado predominante en la sociedad americana.

El tema central del film viene dado por un factor de comicidad, la gozosa sátira sobre la relación de sexo y dinero. Casarse por dinero y casase por amor son dos objetivos similares, equivalentes e intercambiables. Casarse por amor no es más digno que casarse por dinero. Casarse por dinero es tan respetable como casarse por amor. La película lo explica con contundencia, irónica franqueza y sarcástico cinismo: “¿Querría Ud. que su hija se casara con un chico pobre?”. Lo confirma con imágenes construidas con brío, intención y evidente buen humor.

El segundo tema principal es el de la avidez sexual y material de las dos protagonistas, que queda explicada con claridad y rotundidad, sin que se roce nunca la grosería o el mal gusto. En este punto, la elegancia y sutileza de Hawks alcanza niveles magistrales. Otro tema es la confrontación de los deseos de una de casarse por dinero y los de la otra de casarse por amor. Lo cierto es que ambas quieren por igual practicar sexo. Una lo hace de modo abierto y descarado. Tras preguntar cantando a los atletas olímpicos su disposición para el amor (“Anyone Here for Love?”), no les vuelve a prestar ninguna atención. La otra lo hace de modo más disimulado: al novio disgustado le da la razón, le hace entrar en la habitación y cierra la puerta. La interpretación de las protagonistas es deslumbrante y electrizante. Los números musicales presentan una vibrante coreografía, de Jack Cole.

La película fue una de las instancias que definieron y fijaron la imagen de Marilyn como diosa del erotismo y del sexo, de la que ella quiso, pero no pudo desprenderse. El film constituyó uno de los grandes éxitos de Marilyn.

La música, de Leo Rubin, Jule Styne, Harold Adamson y Hagy Carmichel, aporta una partitura festiva, en la que se intercalan las canciones y los números musicales. Destacan las melodías de “Bye, Bye, Baby” (cantan Russell, Monroe y los pasajeros), “Two Little Girls from Little Rock” (cantan Russell y Monroe), “When Love Goes Wrong” (cantan Monroe, Russell y admiradores parisinos) y el tema principal “Diamonds Are a Girl's Best Friend”. La fotografía, de Harry J. Wild, en color (technicolor), presenta fuertes y sólidos contrastes de luz y color, que sostienen composiciones imaginativas, muy dinámicas y de extraordinaria visualidad. La cámara acaricia con fascinación el rostro y la figura de las dos protagonistas.

Film clásico de la comedia americana de los 50.


Niágara



"Niágara" ha sido definida como un tórrido melodrama pasional. Catapultó al estrellato a Marilyn Monroe, quien aparece en esta película extraordinariamente bella y provocativa, especialmente en la famosa escena en la que baila y se contonea embutida en un ajustado vestido rojo. El impacto que causó la sensualidad de Marilyn en "Niágara fué tal, que cierta revista, señaló, que en este filme había dos obras maestras de la naturaleza: las cataratas del Niágara y la Monroe. La película fué producida por Charles Brackett y el guión escrito por dos antiguos socios de Billy Wilder. Walter Reisch y Richard Breen.El realizador Henry Hathaway se mostró satisfecho con el resultado final de la película, si bien señaló que quizás hubiera logrado una película de mayor calidad con James Mason en el papel de marido burlado.
 
Polly (Jean Peters) y Ray Cutler (Casey Adams) llegan a las famosas cataratas del Niágara en viaje de novios. Allí conocen a otra pareja, formada por Rose (Marilyn Monroe) y Geroge Loomis (Joseph Cotten). Esta última forma un matrimonio singular, ya que mientras ella posee una tremenda sensualidad, él, de edad algo avanzada, ha pasado una larga temporada en un hospital de veteranos de guerra. Durante una fiesta Rose es sosprendida por Polly en brazos de un joven, Patrick (Richard Allan). Estos planean asesinar a George y realizar las acciones necesarias para que la muerte de éste parezca un suicidio.
 
Es inusual ver a Marilyn hacer el papel de mujer fatal, fría y calculadora y todo ello magníficamente interpretado. Sorprende que después de haberla visto mil veces en su típico papel de rubia tonta, en este film es todo lo contrario y realmente funciona. 

Un matrimonio joven y enamorado va a las cataratas del Niágara, esperando disfrutar de las vacaciones. Pero las cosas se tuercen, y no porque tengan una crisis de pareja.

Qué bien hace Joseph Cotten de marido atormentado. Y qué sensación de peligro provoca sin decir ni hacer nada, en ese plano en que aparece a lo lejos.

Qué suspense hay en la secuencia de la persecución de Cotten a la Monroe, y también en la de la embarcación que se acerca al precipicio. No sólo Hitchcock sabía crearlo.

El personaje de la Monroe se parece a las cataratas. Seres muy bellos, pero cuidado con acercarte demasiado.

 

Marilyn Monroe en diez películas

Sus faldas al vuelo en «La tentación vive arriba», con su oukelele en «Con faldas y a lo loco», mujer fatal en «Niágara» o cantando a los diamantes en «Cómo casarse como un millonario».




Estas son las diez películas que resumen la carrera de la que es, probablemente, la actriz más icónica del cine.


1. «Niágara» (1953)

Marilyn siempre dijo que no sabía andar con tacones, pero el bamboleo de sus caderas por la falta de estabilidad creó escuela en «Niágara» , donde su papel de mujer fatal convertía a las famosas cataratas en el único fenómeno comparable, por su capacidad de arrastrar y devorar al hombre. Henry Hathaway convirtió este filme de cine negro, con canción incluida, en su perfecta carta de presentación.

 

2. «Los caballeros las prefieren rubias» (1953)

Apuntadas sus habilidades para el musical, Howard Hawks vio enseguida el diamante en bruto que se escondía tras esa rubia platino de mirada polivalente y decidió explotarlo en una declaración de principios en forma de canción-leyenda: «Diamonds are Girl's Best Friends». La verdadera estrella de la película era Jane Russell, pero ella asumió su rol diciendo: «por lo menos, soy la rubia». El público respondió como el propio título de la película.


3. «Cómo casarse con un millonario» (1953)


En la misma línea que «Los caballeros las prefieren rubias», pero cambiando París por Nueva York, Marilyn Monroe consiguió otro éxito esta vez flanqueada por dos bellezas muy distintas a la suya, Betty Grable y Lauren Bacall, aunque esta cinta que empezó a forjar la imagen de la que luego Marilyn se pasó la vida entera intentado huir: la bomba sexual sin cerebro.


4. «Bus Stop» (1956)

Primer intento de Marilyn Monroe por demostrar que era una actriz con habilidades dramáticas, «Bus Stop», de Joshua Logan, exploraba por primera vez su acentuado potencial melancólico como cantante de «saloon». Sacrificó su rubio platino para oscurecerlo un poco hacia el pelirrojo, aunque explotó su sexualidad con unos vestidos transparentes.


5. «El príncipe y la corista» (1957)

Una Marilyn deseosa de prestigio más allá de su imagen de sex symbol y en plena obsesión por el método de Lee Strasberg se trasladó al Reino Unido para rodar con Sir Laurence Olivier esta comedia de vodevil, experiencia que inspiró la deliciosa película del año pasado «Mi semana con Marilyn». La actriz fue lo mejor del filme y demostró que, con su espontaneidad nada pretenciosa, llegaba más lejos que muchos intelectualoides.


6. «La tentación vive arriba» (1955)

Marilyn Monroe es, por supuesto, «la tentación» y la película contiene la que es su imagen más recordada: la de la actriz aplacando el calor veraniego con los respiraderos del metro de Nueva York, una escena que Billy Wilder rodó en exteriores reales para desesperación de su novio de entonces, Joe DiMaggio. Con la nimia excusa de la modorra vacacional y el tiempo libre, Wilder ironiza sobre los límites de la fantasía erótica, con ayuda de esa vecina que no es consciente de su alto voltaje sexual.


7. «Con faldas y a lo loco» (1959)

«Debe tener un motorcito o algo así», decía Jack Lemmon al ver cómo se movía Surgar Kane, o lo que es lo mismo, Marilyn Monroe antes de subirse al tren de aquella banda de «hot» en la que tocaba el oukelele en plena Ley Seca y con el que ganaría, por fin, el Globo de Oro. Es la mejor comedia de Marilyn, aunque la actriz convirtió el rodaje en tal infierno haría decir a Billy Wilder al finalizarlo: «Por primera vez puedo mirar de nuevo a mi esposa sin que me entren ganas de pegarle por el simple hecho de ser mujer».


8. «El Multimillonario» (1960)

Marilyn Monroe se reconcilia con el romanticismo más facilón y con el acento francés de la mano del director de actrices, George Cukor, y a ritmo de canciones más acorde con los nuevos tiempos como «My heart belongs to daddy». Con un aspecto más moderno y al lado de Tony Randall e Yves Montand, la banda sonora estuvo por encima del guión, pero la película funcionó estupendamente.


9. «Vidas Rebeldes» (1961)

«No sé adónde pertenezco», decía Marilyn Monroe en «Vidas rebeldes», la más sutil, dramática, amarga y crespuscular de sus interpretaciones en un papel escrito para ella por Arthur Miller en un filme que acabó convirtiéndose en maldito: Clark Gable falleció antes del estreno, para Monroe sería su último filme y Montgomery Clift rodaría solo tres películas más. Para desesperación de John Huston, las megalomanías y depresiones de todos emergieron durante el rodaje de esta historia metafórica de almas descarriadas intentando manejar una manada de caballos salvajes.


10. «Something's got to give» (1962)

Nunca se terminó esta película dirigida por George Cukor, pero las escenas de Marilyn bañándose en una piscina pasaron igualmente a la historia y convirtieron su muerte en una pesadilla a la que era difícil de dar crédito, dado su esplendor físico. Una despedida en el mejor momento cuyos 34 minutos rodados fueron estrenados en 2001 a modo de pieza de coleccionista.

Agencia EFE (ABC)



Marilyn Monroe, la diva eterna que venció a la muerte

Medio siglo después de su fallecimiento, Marilyn Monroe engrandece su leyenda más allá de sus películas convertida en un icono estético de personalidad magnética cuyo espíritu se contonea aún por Hollywood gracias a su fervorosa legión de admiradores.

Deseada como mujer y discutida como actriz, su trágico final por sobredosis de barbitúricos el 5 de agosto de 1962 no hizo más que inmortalizar su fama, la misma que ella, en una de sus últimas entrevistas, aseguró que sería "pasajera". Marilyn, que tenía 36 años, no podía estar más equivocada.

En pleno siglo XXI, en la era del 3D y del HD, de modelos huesudas y música electrónica, artistas como la canadiense Malaika Millions, cuyo parecido físico con Monroe es innegable, certifican la vigencia del mito de la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias.

"La gente se entusiasma al verme. Los niños vienen y hacen círculo a mi alrededor y me siento un poco como una extraterrestre. La mayor parte de las veces es como ser una persona famosa excepto por el hecho de que yo no lo soy", confesó Millions.

Esta profesional del vodevil abrió las puertas de su apartamento de Hollywood mientras se preparaba para asistir a una de las fiestas que se celebran estos días en Los Angeles en homenaje a Marilyn Monroe.

Cepilla su pelo ondulado y rubio platino antes de dar los últimos retoques al maquillaje donde sus labios de rojo pasión quedan únicamente eclipsados por el sutil lunar negro pintado sobre su mejilla izquierda, tan pálida como la propia Monroe.

Su semejanza con la actriz le hizo ganar en mayo el concurso The Spirit of Marilyn, un premio remunerado con 1.000 dólares, cantidad lejos de los millones que Malaika lleva como apellido artístico y de los que genera cada año la imagen de Monroe, si bien ella tiene claro que no quiere ganarse la vida como doble de la actriz.

"Mucha imitación denigra su recuerdo", dijo Millions que insistió en que Marilyn "era mucho más que un juguete sexual al que se considera tonto, era de hecho todo lo contrario".

No muy lejos de su casa, cerca de la estrella de Monroe en el Paseo de la Fama, The Hollywood Museum expone estos días una muestra sobre la actriz de Eva al desnudo que a juicio de la directora de la institución, Donelle Dadigan, es "la exposición más grande del mundo" sobre la vida privada de Monroe.

Para Dadigan, Monroe combina feminidad, vulnerabilidad y atractivo de una forma que nadie ha logrado equiparar hasta la fecha, algo que se intentó plasmar con una colección fotografías, incluidos posados sin ropa de cuando tenía 21 años y aún era Norma Jean, así como portadas de revista, abrigos y complementos que usó la diva.

La pieza más preciada es el vestido que lució Marilyn cuando visitó a las tropas estadounidenses en la Guerra de Corea en 1954 mientras estaba de luna de miel por su boda con el jugador de béisbol Joe Di Maggio.

"Es su traje más fotografiado porque se lo puso a lo largo de una década", apuntó Dadigan quien afirmó que cuando se abre la urna que lo protege "huele a Marilyn" y a su perfume preferido Chanel Nº5.

La visita a ese museo supuso el jueves el inicio de las actividades de los actos de conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Marilyn Monroe para centenares de fans llegados de todas partes de Estados Unidos, así como Europa y Oceanía que durante el fin de semana recorrerán Los Ángeles siguiendo los pasos de la actriz.

"Ella tenía un atractivo intemporal", explicó la presidenta del club 'Immortal Marilyn', Mary Sims, quien organizó el viaje de 150 miembros de su asociación y en el que cada uno de ellos se dejará un mínimo de 1.000 dólares.

"Fue una mujer adelantada a su tiempo, en la vanguardia del feminismo, fue una de las primeras en tener su propia productora, luchó contra el 'star-system' de los estudios y ganó", contó Leslie Kasperowicz, compañera de Sims en el grupo de fans para quienes fueron las "contradicciones" de Monroe lo que la hicieron especial.

"Su belleza es lo que le atrae a la gente en primer lugar pero luego es su persona lo que te mantiene interesado", dijo Sims.

El domingo Sims y sus compañeras asistirán a un funeral simbólico ante la tumba de la actriz ubicada en cementerio angelino Westwood Village Memorial Park, un tributo que supone un saludo, más que un adiós, a esa diva eterna.
 
Fernando Mexía (La Información)